De forma periódica, nos vemos sacudidos por crisis sanitarias: la gripe A, el síndrome respiratorio agudo y severo (SRAS), la gripe aviar. Pero ¿puede surgir una especie de supervirus que acabe con todos nosotros?
El exterminio de la raza humana por este medio es muy improbable. Para empezar, la humanidad tiene un fondo genético muy variado que condiciona la acción del virus: siempre habrá supervivientes.
La respuesta oscilaría entre la resistencia absoluta y la susceptibilidad total. Por otra parte, lo más estúpido que puede hacer un virus es matar, ya que así elimina al transmisor que hace posible su propagación.
Ejemplo de un virus inteligente es el VIH, que produce el síndrome de la inmunodeficiencia adquirida, una enfermedad muy lenta, ya que tarda en aparecer diez o doce años sin acabar con el individuo -el cual puede seguir contagiando a los demás, sin saber que está infectado-.
En el otro extremo está el ébola, que tiene una mortalidad muy alta y es un virus torpe, al matar tan rápidamente.
Sin embargo, si fuera posible que una enfermedad matara a los 7.000 millones de personas que habitamos el planeta, "ya nos habríamos muerto".
Para que un microorganismo invasor sea extremadamente peligroso, tiene que ser muy virulento, contagiarse de persona a persona y por el aire. En la famosa pandemia de gripe de 1918, la peor de la historia de la humanidad, murieron treinta o cuarenta millones de personas, lo que supuso el 1,8% de la población. Eso significa que más del 98% sobrevivió.
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