Se basan en formas extrañas fotografiadas por las sondas soviéticas Venera en la década de los 70 y principio de los 80
La prensa rusa publico hace tiempo algo difícil de creer, por no calificarlo como imposible: la existencia de vida en Venus, posiblemente el planeta del Sistema Solar que reúne las condiciones más inhóspitas para albergar cualquier tipo de organismo viviente en su interior. Sin embargo, científicos del Instituto de Estudios Espaciales de la Academia de Ciencias de Rusia sostienen que la prueba de su existencia podría encontrarse en las fotos de la superficie venusiana que tomaron las naves soviéticas Venera nada menos que en la década de 1970 y comienzo de 1980. Como es lógico, la idea ha sido tomada a risa por la comunidad científica.
Según los investigadores rusos, en las imágenes “se detectaron objetos de tamaño notable, de 10 a 50 centímetros, que aparecían, mutaban o desaparecían, y cuya presencia (…) en las imágenes difícilmente se explica por las interferencias”. Tras el análisis de múltiples fotografías, se aprecian objetos similares a un ‘disco’, un ‘parche negro’ y un ‘escorpión’, sostienen. Incluso esgrimen como, a tenor de la secuencia, la especie de escorpión habría quedado enterrado en la arena tras el aterrizaje para salir de nuevo después a la superficie. Una locura.
Defienden también, por si su teoría no fuera ya suficientemente loca, que la explicación a la desaparición de estas figuras entre unas y otras imágenes podría deberse al gran ruido producido por las naves al posarse sobre la superficie –las Venera eran auténticas moles voladoras-. Este estruendo habría hecho que los organismos que se encontraban en el lugar hubieran emprendido la huida presas del pánico. “Sin discutir las ideas actuales de que la vida no es posible en las condiciones de Venus, me atrevo a suponer que algunos de los objetos descubiertos, a juzgar por su morfología, tienen rasgos de seres vivos”, esgrime uno de los científicos. Así, sin más análisis
“Venus el lucero del alba, se ha llamado e identificado como Lucifer. La comparación es curiosamente apropiada. Venus se parece mucho al infierno”. el planeta presenta una presión atmosférica 90 veces superior a la de la Tierra y temperaturas que se elevan hasta los 500 grados, por lo que es complicado que haya vida tal y como la conocemos en nuestro planeta.
Sin embargo, los investigadores rusos insisten en que, “sin tocar las concepciones existentes de que en las condiciones de Venus la vida es imposible, hagamos una suposición atrevida de que las características morfológicas permiten al fin y al cabo suponer que una parte de objetos hallados tiene características de los seres vivos”. Es decir, plantean el ir más allá de la concepción básica de que la vida solo puede formarse según el patrón de la Tierra y necesariamente ligada a la existencia de agua. Este ‘más allá’ seguiría una línea similar a la posibilidad de que en la luna de Saturno Titán pudieran darse formas de vida basadas en el metano.
Sin embargo, los investigadores rusos insisten en que, “sin tocar las concepciones existentes de que en las condiciones de Venus la vida es imposible, hagamos una suposición atrevida de que las características morfológicas permiten al fin y al cabo suponer que una parte de objetos hallados tiene características de los seres vivos”. Es decir, plantean el ir más allá de la concepción básica de que la vida solo puede formarse según el patrón de la Tierra y necesariamente ligada a la existencia de agua. Este ‘más allá’ seguiría una línea similar a la posibilidad de que en la luna de Saturno Titán pudieran darse formas de vida basadas en el metano.
Unas fotografías difícilmente pueden permitir asegurar que la vida en un lugar como Venus es posible. De momento, los investigadores se han comprometido a publicar pronto los resultados de los análisis de otros vídeos también grabados por las Venera. Hasta entonces, resulta difícil pensar que, de existir vida fuera de la Tierra, ésta vaya a estar precisamente en Venus. Y, por supuesto, menos aún que se parezca a un escorpión . De todas formas, hay que suponer un gran valor a estos científicos rusos para soltar una teoría semejante y no querer esconderse, como el escorpión, bajo la tierra.
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