El riesgo de un gran tsunami en el océano Pacífico que golpearía la costa oeste de Norteamérica es mayor de lo que se pensaba hasta ahora, según un estudio difundido por las Universidades de Durnham (Reino Unido) y de Utah (Estados Unidos).
Aquel terremoto, el segundo más intenso desde que hay registros históricos, dejó unos 130 muertos, la mayoría de ellos en Alaksa, una cifra baja frente a la magnitud del fenómeno -generó olas que alcanzaron los 12,7 metros de altura- debido a que las zonas afectadas tienen una escasa densidad de población.
El estudio fue publicado en la revista "Quaternary Science Reviews" y estuvo financiado por la National Science Foundation, la agencia espacial estadounidense NASA y el Servicio Geológico de EE.UU.
Los investigadores revisaron la intensidad y el impacto de los terremotos habidos en la zona durante los últimos 2.000 años a través del estudio se muestras del subsuelo y de la secuencia de sedimentos a lo largo de la costa de Alaska. La conclusión fue que los terremotos que periódicamente sacuden esa parte del mundo tienen el potencial para generar un proceso de ruptura de segmentos costeros y de suelo marino de una extensión mucho mayor de lo que hasta ahora se consideraba posible.
Junto al segmento de 800 kilómetros de longitud que sufrió la ruptura en 1964, se encuentra el segmento Yakataga, que tiene una longitud de 250 kilómetros y que si se rompiera de manera simultánea podría desencadenar una catástrofe sin precedentes.
Esto es una evidencia histórica de una placa rompiéndose de manera generalizada y simultánea dentro de la región de Alaska, que tiene implicaciones significativas en lo que se refiere a un potencial de tsunami en el Golfo de Alaska y en la región del Pacífico en su conjunto.
Hay datos científicos que prueban que "dos grandes terremotos han sacudido Alaska en los últimos 1.500 años y que un terremoto más violento y un tsunami más destructivo que los del episodio de 1964 son posibles en el futuro".
Los tsunamis pueden ser generados por el rápido desplazamiento de agua cuando la superficie marina se rompe debido a los movimientos de la corteza que acompañan a los grandes terremotos, y en Alaska tienen un potencial especialmente destructivo debido a la poca profundidad de las aguas marinas frente a sus costas.
Hay datos científicos que prueban que "dos grandes terremotos han sacudido Alaska en los últimos 1.500 años y que un terremoto más violento y un tsunami más destructivo que los del episodio de 1964 son posibles en el futuro".
Los tsunamis pueden ser generados por el rápido desplazamiento de agua cuando la superficie marina se rompe debido a los movimientos de la corteza que acompañan a los grandes terremotos, y en Alaska tienen un potencial especialmente destructivo debido a la poca profundidad de las aguas marinas frente a sus costas.
Esto quiere decir que "aparte de las pequeñas comunidades que hay en la costa de Alaska, el efecto se haría notar en zonas más lejanas a la fuente del terremoto, como el sureste de Alaska, el estado canadiense de British Columbia y la costa oeste de los Estados Unidos, desde el estado de Washington hasta California".
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