La tripulación sacó aquel cuerpo del agua y tomó fotografías del “monstruo de las profundidades”, pero el capitán del barco, temiendo contaminar la carga, ordenó que fuese arrojado por la borda. Un error por su parte , ya que no pudieron encontrar posteriormente el cuerpo y verificar si verdaderamente se trataba de una 'especie animal desconocida'.
El profesor Tokio Shikama, especializado en el estudio de animales antiguos, en la Universidad Nacional de Yokohama, estudió las fotografías y declaró que aquel cuerpo no correspondía a ningún mamífero o pez conocidos. En realidad, lo comparó con el de un plesiosaurio que había morado en el océano, pero se había extinguido hacia más de 100 millones de años.
Otros varios barcos de la zona buscaron los restos de la criatura arrojada al mar por los japoneses, pero sin éxito. Lo triste es que un solo ejemplar de plesiosaurio habría valido mucho más que todos los peces ordinarios capturados por el capitán.
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